lunes, 11 de enero de 2016


GLOBALIZACIÓN DE LA ESTUPIDEZ HUMANA. CRISIS DE LIDERAZGOS POLÍTICOS Y SOCIALES.

LIDERAZGOS INEXISTENTES Y
ESTUPIDEZ GLOBALIZADA.  
   
Por Antonio José Parafita Fraga, escritor y comentarista de temas sociales y políticos.

Del Blog VERBO SUELTO, Antonio José Parafita Fraga,  cuyo enlace o link es verbosuelto.blogspot.com                                 



El panorama político español se enrarece y complica cada día más por la manifiesta incompetencia e inacción de los actuales dirigentes, actores sociales y políticos, para lograr consensos y llegar a unos acuerdos de gobernabilidad estable que redunden en beneficio del interés general de todos los ciudadanos y por anteponer con evidente torpeza y miopía política sus irrefrenables ansias de ostentar el poder político y ejercer el control omnímodo sobre sus formaciones que dirigen a una visión de estado o país. Con muy poca propiedad se vienen denominando líderes a quienes no son más que simples dirigentes de partidos. Y, hoy por hoy, muchos de estos emergidos, que presumen de ser los únicos que enarbolan la bandera de la transparencia, sólo sobresalen por sus actitudes y comportamientos arrogantes, a veces prepotentes y soberbios, así como por un marcado sectarismo totalitario. Se presentan ante la opinión pública como expresión y símbolos políticos de un regeneracionismo anticasta o/y antisistema, pero que nada más atisbar o tocar el poder ya han adoptado las mismas conductas de esa casta política que con tanto ahínco denostaban y con acritud criticaban. El autoritarismo es una constante nota característica de su carta de presentación, en cambio, no lo son el diálogo tolerante ni la afabilidad.

La ineptitud de estos pseudopatriotas y pseudodemócratas radicales y extremistas- de escasas y dudosas convicciones patrióticas y democráticas- pone de relieve no sólo la existencia de una crisis de liderazgos sociales y políticos sino también la carencia de hombres con sentido de estado y patriótico. Y ello, como es razonable pensar, obstaculiza el logro de unos acuerdos consistentes y firmes que propicien y garanticen la unidad de España, la soberanía de todos los españoles y la estabilidad política, en orden a impulsar las reformas transformadoras que todavía están pendientes y que son imprescindibles para facilitar y conseguir la definitiva reactivación de la incipiente recuperación económica y para alcanzar una mayor y mejor empleabilidad. Resulta, pues, obvio que la aludida carencia de talentos políticos con verdadero talante democrático entre los candidatos a gobernar y dirigir la nación española en esta compleja, azarosa y delicada coyuntura situacional política, económica, cultural y social, está retrasando o, al menos, limitando que éstos, ya de por sí mediocres y de indisimulada bisoñez político/administrativa, retomen de modo atinado y sensato la acertada senda de la mejora y el progreso del deteriorado y mermado bienestar social. Y, asimismo, esa falta de madurez intelectual y política impide o dificulta restablecer, fortaleciéndolo, el debilitado Estado Social y Democrático de Derecho. De suerte que, hacer lo contrario, oponiéndose a estas prioridades socio/políticas, constituye una actitud de auténtica irresponsabilidad por parte de quien fue elegido para servir a los ciudadanos y no para atender prioritariamente los asuntos personales o de partido. En consecuencia, anteponer lo personal y partidista al bien común del pueblo, sería la antítesis del noble ejercicio de la política.  

En los últimos tiempos, la ciudadanía está teniendo la impresión de que la española se está convirtiendo en una democracia populista y de que España está en manos de algunos miopes barones de PSOE y de otros tantos zarrapastrosos personajillos de la CUP. Y, sobre este particular, son muchos los españoles que muestran su temor a que en este país se pueda conformar un gobierno marxista populista de corte leninista. Hasta tal punto este temor es un hecho y una realidad palpable, que este tipo de populismo español ya preocupa, y mucho, en Europa. Pero lo realmente preocupante es que también en los mercados se acusa dicho temor e inquietud a la hora de plantear sus inversiones. Hay que destacar que en esta parte del mundo occidental, los populistas están actualizando el conocido y denominado en el pasado arbitrismo o corriente de pensamiento político y económico desarrollado en la segunda mitad del siglo XVI y primera mitad del XVII, pensamiento intelectualmente vinculado a la Escuela de Salamanca. Por otra parte, este populismo radical, fanático e intolerante está impregnando las mentes de muchos ciudadanos, incautos y de escasa formación intelectual y cultural, por la vía de las utopías y por la de la presentación engañosa de un mundo lleno de mentiras, vulgaridades y fantasías. El caso es que, sin lugar a dudas, la sociedad tendrá que contemplar en el futuro este fenómeno con inusitada pasividad, por aquello de que no se echa de menos la enfermedad cuando uno ya se ha curado.

Conviene no olvidar que hay una serie de factores y circunstancias que condicionan y limitan un mayor avance en la recuperación económica, ralentizan la creación de puestos de trabajo e impiden una mayor aceleración en la consolidación del quebrado Estado de Derecho, a la vez que pueden contribuir a empobrecer más todavía el bienestar social. En tal sentido, hay que tener en cuenta que el nacionalismo, sobre todo el separatista, las ambigüedades, indefiniciones y vacilaciones políticas, así como la desconfianza de las instituciones internacionales lastran sobremanera, como ya ha ocurrido en recientes tiempos pasados, la positividad de algunos indicadores de recuperación, como ha sido el caso de la bolsa española a lo largo de casi todo año 2015. Huelga decir, pues, que la falta de un gobierno estable puede generar incertidumbres, retracciones inversoras y frenar la deseada recuperación. Tanto es así que muchos economistas, empresarios y ETTs vaticinan más empleo pero también mayor temporalidad- medio millón de puestos de trabajo son los previstos, pero, eso sí, de mayor precariedad-. El creciente envejecimiento de la población española y el alto grado de desempleo siguen haciendo mella en los números de la seguridad social. Actualmente, hay 2,16 cotizantes por cada pensionista, el nivel más bajo en quince años. Los expertos creen y estiman que sólo Madrid, Baleares, Canarias y Murcia serán las únicas comunidades capaces de sostener con sus ingresos las nóminas de los jubilados.

A día de hoy, en España hay un elevado número de dirigentes políticos iletrados, sectarios e ideológicamente condicionados por el principio de la obediencia debida a sus jefes y mentores. Pero, en cambio, como queda dicho anteriormente, no existen auténticos líderes carismáticos, sagaces y de probada capacidad para buscar y aportar soluciones orientadas a sacar a este país de la laberíntica y confusa encrucijada social y política en la que se encuentra inmerso. Es ésta una de las razones que llevan a echar en falta a hombres y mujeres con capacidad para interpretar la nueva situación creada tras la tremenda crisis padecida y todavía no superada del todo; personas que sean capaces de remar contra corriente e incluso que tengan el coraje de impacientar a sus electores, si fuese preciso, para llevar a cabo o poner en marcha determinadas reformas. Se trata ni más ni menos de que los políticos elegidos por el pueblo tienen que ser, o deben de serlo, auténticas locomotoras de los cambios y reformas que es necesario acometer en España y que aún están pendientes.

Sobre el particular tema de los liderazgos, este analista quiere aportar algunos ejemplos de personajes históricos que llegaron a ejercerlo gracias a su fuerza de voluntad, al tesón mantenido y a los afanes de superación, como Winston Churchill, que siendo un personaje raro y anodino en sus orígenes, se convirtió en 1940 en el líder perfecto capaz de enfrentarse a Adolf Hitler y a Benito Mussolini. Pueden aducirse otros ejemplos de prohombres de la política europea, como Helmut Kohl, que aunque de sus inicios se recuerda más su torpeza indumentaria y mala retórica que la de un efectivo estadista, y esto, en contraste con el refinado socialdemócrata Helmut Schmidt, que, a pesar de haber empezado como un democristiano pueblerino proveniente del Palatinado, sin idiomas ni grandes dotes, fue capaz de entusiasmar a sus electores cuando éstos desfallecían, objetivo que logró con la creación del euro y con el remate de unificación alemana, justo cuando François Mitterrand y otros capitostes europeos se mostraban un tanto recelosos.

Y a propósito de lo apuntado, el lector puede observar cómo en España Adolfo Suárez, pese a su origen provinciano y falangista, fue capaz de conducir con habilidad política a este país de una dictadura a una democracia, previa legalización del partido comunista; consiguió así la gran aventura del encuentro de todos los españoles en la concordia y la reconciliación nacional claramente plasmada en la Constitución de 1978. Logró llevar a cabo una modélica transición política. Pero sobre los liderazgos socio/sindicales y políticos en España, el comentarista quiere hacer notar y poner de manifiesto los requisitos básicos para que, con toda propiedad, se pueda singularizar y definir a un personaje como auténtico líder: indiscutida y significada autoridad moral; fuertes convicciones ideológicas; firmeza y coherencia a la hora de defender sus ideas o ideales y también firmeza en la defensa del modelo de convivencia aprobado por todos los españoles en 1978. Y asimismo, lealtad y fidelidad a los principios inspirados en la ideología profesada; criterios propios; recia personalidad en la doble dimensión de los componentes esenciales de la misma: fuerte carácter y temperamento enérgico, así como acérrimo defensor de la libertad, el diálogo, la tolerancia y la transparencia como pilares fundamentales de la democracia, sin olvidar la inusitada capacidad de comunicación y también una probada y reconocida superioridad moral sobre sus seguidores. Pero el ser líder, en modo alguno, es siempre sinónimo de estadista.

El verdadero líder puede serlo, al margen de las consideraciones que se puedan hacer con respecto a sus conductas públicas y privadas y de la crítica que se quiera realizar sobre su ideología. Líder político y sindical, en todo caso, es aquel personaje que no precisa del aparato orgánico ni de la logística organizativa de la respectiva formación política y/o sindical para imponerse en una contienda electoral. Estos excepcionales individuos, han nacido ya con unas cualidades innatas para serlo, pero que luego desarrollaron, en mayor o menor medida, en función de cuál haya sido la forja de sus propias vidas en los ámbitos personales, intelectuales, sociales y políticos. Ahora bien, aprovechando el tema de los liderazgos se puede afirmar, según la opinión de este analista político, que entre los líderes mencionados anteriormente y los nombrados en el párrafo que sigue, fueron verdaderamente estadistas, además de líderes, Winston Churchill, Adolf Hitler, Benito Mussolini, Adolfo Suárez, Felipe González y Fraga Iribarne.

De conformidad con las cualidades reseñadas como exigencias para poder ostentar la condición de líder, y según las estimaciones de este analista, se podría inferir que en la España democrática han sido contados los verdaderos líderes políticos y sindicales, reconocidos como tales por el pueblo. Pero, si además de lo apuntado más arriba, tenemos en cuenta que el personaje en cuestión ha de gozar de una carismática facilidad para seducir, encantar, atraer, aglutinar y dirigir a sus partidarios, sin necesidad de los ostentosos montajes ni de las potentes estructuras y maquinarias propagandísticas de los partidos políticos y/o sindicales, nos encontramos con que, en consonancia con los atributos señalados anteriormente como rasgos esenciales de la identificación de los mismos, en España fueron líderes por derecho propio, y no sólo simples dirigentes, en sus respectivos momentos y circunstancias concretas: Adolfo Suárez, Felipe González, Santiago Carrillo, Fraga Iribarne, José Mª Aznar, Esperanza Aguirre, y los míticos e históricos sindicalistas Nicolás Redondo y Marcelino Camacho. Y debe destacarse, además, que el Papa Francisco se ha convertido en el paradigma de líder a nivel mundial por mor de la autoridad proveniente de la coherencia de sus ideas. 

Los restantes personajes de la vida pública, que estuvieron en el pasado y están actualmente en activo y/o al frente de organizaciones políticas o de formaciones sindicales, fueron y son, simple y llanamente, dirigentes o responsables de las mismas, aunque ostenten la condición democrática de electos. No obstante, para el autor de este análisis, Alberto Núñez Feijóo, Presidente de la Xunta de Galicia, no dista mucho de alcanzar los indicados parámetros que permitirían conceptuarle también como un líder político, de perfil similar a los mencionados en el apartado anterior.

En consonancia con la otra parte del titular de presente artículo GLOBALIZACIÓN DE LA ESTUPIDEZ HUMANA, a este comentarista le place sugerir al lector que haga el ejercicio de rememorar algunos casos, a modo simples ejemplos, dentro de la amplia nómina de estúpidos, necios, estultos e insensatos que, por lo demás, son los que cometen las innumerables estupideces, necedades, estulticias e insensateces que se prodigan en el actual espacio o ámbito de la política española. Gran torpeza político/electoral y estupidez humana es pensar y defender que los ciudadanos, de igual modo que son soberanos democráticaticamente hablando y según la Constitución española, no puede aseverarsse que sean incuestionablemente sabios, porque el pueblo sí se puede equivocar y, de hecho, en ocasiones se equivoca. Pero para que tal aserto fuese cierto e indiscutible, se tendría que hablar de un voto ponderado y de que los votantes estuviesen bien instruidos e informados, así como respetados y no violentados en su libre decisión de emitir el voto.

En este apartado de las disparatadas ocurrencias de algunos conocidos gobernantes, aprendices de políticos, merecen una especial mención y referencia los festejos laicos y republicanos de la Navidad celebrados por el Ayuntamiento de Valencia, entre otros, pretendiendo camuflar y enmascarar intencionadamente las tradicionales y milenarias fiestas cristiano/católicas con la denominación de festejos del solsticio de invierno. Cuestión ésta que constituye no sólo una aberración o perversión conceptual del propio significado de la fiesta navideña de trasfondo cristiano, sino también una demostración patética, esperpéntica y grotesca bufonada de estas iniciativas municipales. Las Cabalgatas en Madrid, Valencia, Santiago, y otras localidades, fueron sencillamente ridículas, bochornosas y carnavalescas. Pero fue el alcalde de Valencia el que consiguió rizar el rizo de la tontería y la estupidez con la recuperación de la cabalgata promovida por la Segunda República, añadiendo al irrreverente espectáculo el patetismo de las Tres Magas. Pero el colmo de los comportamientos y actitudes anticristianas y laicistas en España, no fueron sólo las abstrusas cabalgatas de Reyes sino que estas actitudes y conductas hostiles tienen también una de sus mayores expresiones en las profanaciones de templos católicos y de símbolos cristianos. Cuestión ésta que se está poniendo de manifiesto en la promoción de actos contrarios al sentido de las costumbres y tradiciones culturales y religiosas, así como a los sentimientos de la mayoría de los españoles, siendo triste y lamentable ejemplo de ello las conocidas profanaciones de iglesias, la absurdez de los bautizos y primeras comuniones laicas, y otros.

El articulista destaca el hecho de que las redes sociales no dejaron ni dejan de mofarse de las absurdas cabalgatas de Reyes, organizadas por la alcaldesa madrileña, Manuela Carmena, de modo parecido a como hicieron el resto de alcaldes o alcaldesas de la marca Podemos. En síntesis, que se ha desatado la mofa en twitter sobre estas cabalgatas laicistas. Por lo que tal vez sus mentores y organizadores deban ser recordados como los tontos contemporáneos, que, por cierto, van en aumento en los diferentes ámbitos de la vida política española. Por lo demás, téngase en cuenta que el hecho de que una cosa sea buena, mala o regular no quiere decir que no pueda ocurrir de nuevo. Por eso, conviene tomar buena nota, para desechar en el futuro los sectarismos y para conformar en España gobiernos respetuosos y serios, a fin de erradicar la semilla del odio, la repulsa y el rencor hacia quienes piensan de manera diferente.

Al autor, le place terminar con la alusión siguiente: el canónigo agustino del siglo XV, Tomás de Kempis, autor de la Imitación de Cristo, una de las obras de devoción cristiana más conocida desde entonces, podía haber hecho referencia a la expresión bíblica stultorum infinitus est numerus, innumerable es el número de necios, como una cita de autoridad para corroborar sus lapidarias afirmaciones. No consta que lo hiciera. La frase, sin embargo, tiene su interés, pues la menciona e invoca el bachiller Sansón Carrasco en el Quijote, refiriéndose a los lectores de la Primera Parte de dicha obra. Don Quijote le pregunta al bachiller si la primera parte de dicho libro tuvo éxito y sus aventuras gustaron, siendo esta su pregunta y respuesta: El que de mi trata, dijo don Quijote, a pocos habrá contentado. Antes es al revés, que, como de stultorum infinitus est numerus, infinitos son también los que han gustado de la tal historia.

Pero finalmente, se recuerda al lector que existen en el campo político y sindical, unos efímeros y perniciosos personajillos, cuyos modos de actuación estuvieron y aún siguen estando presentes en la vida pública, política o/y sindical durante un período largo de tiempo, que deben de ser proscritos y eliminados sin contemplaciones de ningún tipo. Es necesario que la ciudadanía reconozca y sitúe o tenga bien localizados a estos especímenes, por lo que el comentarista los describe y agrupa de una manera un tanto jocosa y casi sainetesca, como sigue: El titeriterismo y los titeriteros, que pululan por la vida social y pública; el trilerismo y los trileros, maestros del timo, el engaño y la estafa, como medio para alcanzar lucrativos objetivos; el histrionismo y la indescriptible legión de individuos que se comportan de modo histriónico en la esfera política y sindical para significarse. Todos ellos, deben de recibir la contundente respuesta de una inmediata erradicación de la faz de la vida pública. Se puede hablar con razón y conocimiento de causa de que la ESTUPIDEZ HUMANA ESTÁ GLOBALIZADA.


Por Antonio José Parafita Fraga, escritor y comentarista de temas sociales y políticos.

Del Blog VERBO SUELTO de Antonio José Parafita Fraga, cuyo enlace o link es verbosuelto.blogspot.com


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